lunes, 30 de marzo de 2015

Ciencia de carácter y ciencia de destino

Resulta que aquella canción -versión Los Olimareños- que con tanta unción cantábamos pensando en la guerra civil española, fue compuesta a principios de los 60 por Chicho Sánchez Ferlosio, nacido cuando ya la guerra había terminado. Chicho, antifranquista hijo de escritor falangista, la grabó en Suecia junto con otras canciones de la resistencia, que no la guerra, española.

Y resulta que uno de los hermanos de Chicho, Rafael Sánchez Ferlosio,  escritor y ensayista, ganó el Premio Cervantes en 2004, en cuya ceremonia leyó el discurso Carácter y Destino, título puesto en homenaje al ensayo Destino y Carácter, de Walter Benjamin.  Sánchez Ferlosio directamente menciona la convergencia de sus elucubraciones con las de Benjamin, cuyo ensayo habría descubierto tiempo después de haberle estado dando vueltas al tema por su cuenta.

 Sánchez Ferlosio (Rafael) separa a los personajes "de manifestación" o de "carácter" de los "de destino". Personajes de carácter serían aquellos en los que " el argumento no era más que un soporte pretextual destinado a dar pie para que los personajes se manifestaran" siendo que la manifestación es "una función independiente, autónoma, autosuficiente de la lengua". De ellos recordamos la manifestación, pero no los ocasionales argumentos. Ejemplos de estos personajes serían los de historieta, Chaplin, los payasos, y agrego yo, los clásicos programas de humor argentinos en la que semana tras semana se repetían las mismas situaciones (mi favorito, Borges y Alvarez), en tanto que personajes de destino son los que viven a futuro, los que tienen una tarea y cuando la cumplen, empiezan otra vez, pues la tarea terminada ya no tiene sentido. Los personajes trágicos son personajes de destino, su vida va como una flecha  y no como un círculo o espiral  (Aquiles o Martín Aquino, lo mismo da).

De este hilo empezé a tirar gracias Javier Cercas y su libro "El vientre de la ballena", en el que intenta desarrollar estos conceptos bajo forma de novela.
La tesis de Cercas es que los personajes (personas) de carácter son aquellas que se salen de la pista de carreras, las que se limitan a observar, simplemente a estar ahí, y en el fondo, son los que pueden alcanzar la felicidad. Las personas de destino son las que buscan incansablemente algo, que cuando llega pierde la gracia, o sea que en realidad ese algo nunca llega; no hay paz para el que está eternamente buscando. Las personas de destino nunca alcanzan la felicidad.

Y en esta novela hay un profesor universitario, un intelectual que tenía una gran carrera y publicaba sus ideas, pero que en un determinado momento deja de hacerlo y solo vierte su sabiduría en clases y conversaciones, con el consabido apartamiento de la carrera académica stricto sensu, no de su cargo ni de su sueldo, claro. Este personaje decide pasar de ser "de destino" a ser "de carácter"; lo que no sabemos bien es si logra ser feliz, pero su intento va por ese lado.

Claro que eso puede hacerlo en la novela o quizás también en alguna Universidad española. Por estos lares tal privilegio es prácticamente imposible, al menos en el campo científico. Sin embargo, uno se pregunta, ¿todos los científicos son personajes de destino, todos tienen (tenemos) la condena de nunca estar conformes, de comenzar y recomenzar eternamente? ¿Es publicar más o menos constantemente un signo de ese destino? Yo creo que no, que hay también científicos de carácter y científicos de destino.

Publicar y publicar y publicar dándole vueltas a lo mismo, aunque parezca diferente, es algo que se puede hacer con un poco de práctica. Publicar con datos oscuros o con palabras oscuras o como contribuciones para pensar en tal tema, o como algo que bueno, podría ser pero vamos a ver es propio de personajes de carácter. Poner títulos rimbombantes a cosas que en realidad terminan diciendo poco y nada, en fin, vivir de las pequeñas trampas que con un poco de experiencia se  hacen de taquito, es ser un científico de manifestación o de carácter, alguien que sobrevive, que hasta asciende en el sistema, pero que en el fondo, y no tan en el fondo ya que con un poco de visión crítica se advierte, alguien que no tiene o perdió la pasión por el descubrimiento, y la sustituye por una especie de arribismo científico.

El científico de destino está condenado a la inconformidad, a sentir que lo hace es poco, a no leer su propio trabajo cuando está publicado porque es mucho más interesante el que está haciendo o pensando, a no deleitarse en verse en la TV o escucharse en la radio o leerse en el diario porque sabe que eso es vanitas vanitatum y no por ello se dejará la huella para las generaciones futuras. El científico de destino no necesariamente es un genio ni tiene ideas revolucionarias, pero tiene el ansia, conserva el fuego que el científico de carácter dejó apagar. Aunque a veces parezca más oscuro que el de carácter, es en realidad más luminoso. Aunque no salga en las Hola académicas o no se desgarre las vestiduras en un rentable "ambientalismo". Que el letrista no lo olvide.


viernes, 23 de mayo de 2014

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis



Cuando era niño (allá por el Pleistoceno Temprano) me impresionó fuertemente la escena de una película en la que un veterano miraba horrorizado por la ventana la llegada de cuatro jinetes fantasmales.
Mucho después supe que el veterano era Charles Boyer y la escena correspondía a la versión de Vincent Minelli de Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1962) sobre libro de Vicente Blasco Ibáñez (1919), y que la primera película con ese nombre había catapultado la carrera de Rodolfo Valentino. Creo que la misma es una de las grandes del cine mudo, y afortunadamente puede verse aquí.

Los cuatro jinetes deben su nombre al libro homónimo de la Biblia, donde son los primeros de los siete sellos que abre el cordero; y según los entendidos son alegorías de la victoria, la guerra, el hambre y la muerte. A la derecha los vemos en el famoso grabado de Dürer.

 Según algunas voces, el Apocalipsis ocurrirá en el Uruguay. En este caso los cuatro jinetes serían (por orden de aparición) el arroz, la forestación, la soja y la minería.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis uruguayo
Según he ido escuchando a estas voces, los sellos de cada uno se han ido abriendo desde que yo era estudiante (Pleistoceno Medio). A pesar de haber hecho sonar fuertemente las trompetas, el séptimo y definitivo sello no ha sido abierto, por lo que los elegidos para la vida eterna tendrán que seguir esperando.

Curiosamente, el advenimiento de cada nuevo jinete ha hecho desaparecer mediáticamente al anterior, e inclusive ha pasado a ser orgullo de la producción nacional (arroz). La minería, el cuarto caballo, es el que está augurando hoy en día el apocalipsis. ¿Cuál será el próximo, cuando vengan nuevos elegidos? Recordemos que serán solo 144 000, hay que hacer méritos! Yo por lo pronto, me quedo con este corcel.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Como el Uruguay no hay


La tan orgullosa frase de los tiempos de mis padres nos reventó en la cara apenas ellos dejaban su primera juventud y nosotros íbamos a la escuela o apenas la iniciábamos. ¿Cómo nos pudo pasar eso? aún hoy nos preguntamos, y ríos de tinta corren sobre el tema. ¿Cómo pasamos de la sociedad hiperintegrada, de la Suiza de América, a una en la que aprendimos que una cosa es marginalidad y otra es pobreza, y los barrios y las tribunas del estadio se segregan? No es de mi expertise responder demasiado bien esas preguntas, pero creo que alguna carácterística sicológica o sico-sociológica tiene que ver.

Con fama de humildes, que sabemos cultivar, los uruguayos somos orgullosos y soberbios también. Nuestro pequeño territorio, nuestra baja población, nuestra dependencia de casi todo, nos hace resaltar cada mínimo éxito como si fuera gigantesco, y si no lo tenemos, lo inventamos. El Uruguay pequeñito pero culto, demócrático, faro intelectual, tierra ideal, bla bla bla, devino rápidamente en los horrores que ya conocemos.  En mi opinión, si hubiéramos sido tan geniales no la hubiéramos pasado tan mal. Pero fuimos engreídos, por alguna misteriosa razón al pueblo elegido (¿por Pepe Batlle?) no le podía pasar nada malo, pero le pasó, y cuanto.

Hoy en día parece estar sucediendo algo parecido con la ciencia, o más bien con la manera de darla a conocer a la gente. Para apreciar la labor científica y a los científicos, se debe contar algo espectacular, con algo maravilloso, lo más o lo menos, lo que sea con tal de que indique que en esta tierra sucede algo más importante que en otros lados; seremos pequeños pero de contenido excepcional, como dicen que pasa con los frascos de perfume.

Así, y en los temas que más o menos uno entiende, resulta que tendríamos (¡y el condicional es muy marcado en varios casos!) los bilateria más antiguos del mundo, los embriones del reptil más antiguos del mundo, el Homo sapiens más antiguo de América, el foraminífero más antiguo del mundo, los bivalvos de agua dulce fósiles más grandes del mundo, el roedor más grande del mundo, para no hablar de asuntos generales como el asado más grande del mundo, la torta frita más grande del mundo, el río más ancho del mundo, el acuífero más grande del mundo...  Todo esto, y mucho más, en un territorio de tan solo unos 176 000 kilómetros cuadrados. Usted, ¿no desconfiaría?

O bien las traducciones de los antiguos manuscritos están mal y donde dice Jordán debe decir Hum, y donde dice Ararat debe decir Cerro de Montevideo, o se nos está yendo la mano con eso de la Tierra Prometida.

Es comprensible el afán de los medios de comunicación por tener noticias espectaculares y que masajeen el ego nacional; al fin y al cabo no es tan fácil obtenerlas en un rincón del mundo en el que se dedican minutos y minutos del informativo central a describir y mostrar los resultados de accidentes automovilísticos o a requerir la palabra de todos los vecinos del almacenero robado. Lo preocupante es cuando en el medio académico se toman las cosas de esos mismos medios, sin tener al menos la inquietud de leer el abstract de los trabajos originales, o de ver como reacciona el ambiente científico ante tal o cual "descubrimiento". ¿Se ha perdido la capacidad crítica, o aún no la hemos desarrollado en forma suficiente?

Dicen que el tango fue aceptado por la sociedad rioplatense luego de que triunfara en París. Los científicos uruguayos, ¿debemos ser aceptados luego de salir en El País?


lunes, 25 de noviembre de 2013

Héroes, se necesitan


Hace unas semanas asistí a una muy interesante conferencia sobre las colecciones, la pasión por la ciencia y el descubrimiento. La conferencia comenzaba con un impactante recuerdo
"Se buscan hombres para un viaje peligroso, sueldo bajo, mucho frío, largos meses de completa oscuridad, constante peligro, retorno con vida dudoso, honor y reconocimiento en caso de éxito". 

A este anuncio publicado por E. Shackleton en 1913, con motivo de una de sus expediciones antárticas, habrían respondido más de cinco mil personas. Que bonito, que temple, que arrojo... que falso! 


En realidad el anuncio nunca existió, y si bien Shackleton es uno de los líderes más reconocidos de la exploración de la Antártida, por ello mismo no hacía castings ni anuncios por la prensa; seleccionaba muy bien sus hombres y todos pensaban en volver, por supuesto. A pesar de ello, el mito del anuncio lleva ya unos 70 años. Aparece por primera vez en 1944 en un libro moralista de Carl Hopkings Elmore:

Otro libro la levanta en 1949 (la carátula de más abajo es de una edición muy posterior) y hasta le da una forma de clasificado de diario como la que figura al principio de esta entrada).


Y a partir de ahí la historia toma tal vuelo que se vuelve una verdad que nadie coteja. 

Sin embargo desde hace más de 10 años, el foro The Antartic Circle viene ofreciendo simbólicamente 100 dólares al que muestre donde se publicó el anuncio. Obviamente, nadie los ha ganado. Y eso que Shackleton ya era un personaje desde la primera década del siglo y había sido nombrado Sir, no era alguien anónimo precisamente.


Sir Shackleton nunca llegó al Polo Sur, y la carrera por ser el primero fue ganada por R. Amundsen en 1911, al llegar al mismo cinco semanas antes que el británico R. Scott, quien muriera junto con sus hombres en el viaje de regreso. El falso anuncio de Shackleton corresponde a un objetivo que éste se puso luego de haber quedado atrás la lucha por el Polo Sur: cruzar la Antártida de punta a punta. 

Y continuando con estos personajes y para seguir en el mundo del fin del mundo, circula por ahí una frase que se supone dijo Amundsen en privado luego de lucirse en una conferencia, que habría dicho algo así como "Yo llegué primero, pero Scott se quedó con la gloria". En realidad, ni lo dijo, ni la gloria de ser el primero en pisar el Polo Sur la tuvo Scott, sólo una especie de martirio casi que buscado. Amundsen fue harto más previsor, entrenado y eficiente y ganó con justicia y lógica esa carrera, sin arriesgar la vida de nadie a su alrededor (pero era noruego y no súbdito del imperio británico...) . La desgracia de Scott y su gente merece el mayor de los respetos, pero también quien hizo mucho mejor las cosas. 

Aunque resulte un poco más aburrido, como la selección de personal que hacía en realidad Shackleton...


.


domingo, 6 de octubre de 2013

Un socialista de 90 años

del sitio web del NHM

"Soy un socialista acérrimo" proclamaba hace cien años un joven en su cumpleaños 90, ante un periodista que lo venera como el "gran anciano de la ciencia". El periodista, entre los antecedentes del entrevistado, menciona en primer lugar su papel como co-descubridor de la teoría de la Selección Natural junto con Darwin, mérito poco conocido entre el gran público.

Alfred Russel Wallace, nacido en 1823 en Inglaterra, tuvo durante una fiebre en Indonesia en 1858, probablemente provocada por malaria, la idea de la Selección Natural. Apenas recuperadas sus fuerzas, escribió un ensayo y se lo envió a Darwin, con quien ya había mantenido correspondencia. Darwin efectivamente venía trabajando calladamente en su libro sobre la trasmutación de las especies, pero su obrar dista bastante de haber sido todo lo ético o inocente que él y sus amigos Lyell y Hooker pretendieron luego; para ser breves, entró en pánico y maniobró para no perder la prioridad de la hipótesis. El hecho es que el 1 de julio de 1858 el ensayo de Wallace y dos de Darwin de fecha anterior (una carta y un borrador) fueron leídos bajo el auspicio de los mencionados en la Linnean Society y publicados en esas condiciones en agosto (primero lo de Darwin y todo esto sin haberle pedido permiso a Wallace).

El talante generoso de Wallace hizo que no hubiera complicaciones a posteriori, y que inclusive publicara un libro sobre evolución llamado "Darwinismo". Durante toda su vida le profesó el mayor de los respetos a Darwin, afirmando que él solo había tenido una idea y que aquél era quien había presentado algo elaborado.

¿Pero que hacía Wallace en Indonesia cuando tuvo su inspiración? Hombre sin fortuna personal, prácticamente autodidacta, realizó diversos trabajos hasta que se fue a colectar (con objeto de venta)  a la región amazónica junto con H. W. Bates;  más tarde se sumó un hermano menor suyo que moriría allí de fiebre amarilla. Para su mala fortuna, y luego de 4 años en la zona, el incendio del barco que llevaba el fruto de sus trabajos hizo que se perdieran sus ejemplares. No por ello desmayó don Alfred, y al poco tiempo embarcaba con similar objetivo rumbo al archipiélago malayo. Alli fue donde no solamente se le ocurrió la idea de la Selección Natural, sino otras altamente originales y pioneras, sobre evolución (plasmadas por ejemplo en el "paper de Sarawak"), biogeografía (una interesantísimo límite lleva su nombre), etc. Respecto a esta última disciplina, Wallace es considerado justicieramente uno de sus fundadores. Sin ir más lejos, las regiones terrestres que aún usamos son de su creación.

Pero los intereses de nuestro homenajeado iban más lejos, realizó importantes contribuciones en varias disciplinas, entre ellas la epidemiología, al introducir justamente la estadística en esos estudios (más específicamene respecto a la vacunación).
Y como lo indica el título de esta entrada, fueron muy fuertes sus intereses sociales  Wallace fue un sincero y activo socialista hasta el fin de su vida, trabajando en muchos casos junto a su hermana. Su concepción lo acerca a los utópicos (principalemente Owen y Mills), y de hecho en una búsqueda que realizé en sus escritos aparece la palabra Marx solo una o dos veces. Su principal idea fuerza era la nacionalización de la tierra y su reparto para ser explotada en forma cooperativa y abogó fuertemente por ello, llegando a ser presidente de la Land National Society. Pero también tuvo activa participación a favor de la ley de ocho horas y muchos otros temas.

Quizás quede en el debe su adhesión al espiritualismo a ultranza (llegando al espiritismo stricto sensu) y su negativa a aceptar la selección natural como explicación del "espíritu humano"; creo que llevando a un extremo extraño su fuerte y generoso humanismo.

Sea como sea, Wallace fue uno de los más importantes intelectuales de su época, y su legado es extraordinario. Entonces, ¿por qué su nombre es hoy en día tan poco conocido entre el público? Si bien como para todo, han existido varias teorías de la conspiración para explicar su oscuridad pública respecto a Darwin, últimamente se está considerando una hipótesis bastante lógica. Al contrario de lo que mucha gente piensa, la idea de la selección natural no tuvo una carrera ascendente hasta el día de hoy, sino que a fines del siglo XIX y principios del XX, cayó en descrédito, fundamentalmente debido al descubrimiento de la mutaciones cromosómicas, lo que llevó a considerar este último fenómeno como el determinante de la evolución (el debate era entre "Mutacionismo" y "Seleccionismo"). Cuando a a fines del años 1930 y principios de los 1940 surge la Teoría Sintética de la Evolución conjugando varias vertientes evolucionistas, vuelve a tomar fuerza la Selección Natural y aparece el nombre Neodarwinismo. Ese énfasis en Darwin como héroe científico, muchas veces con motivos marketineros, llevó más o menos inevitablemente a eclipsar la figura de Wallace, a diferencia de lo que ocurrió en vida de ambos.

Unos meses después del reportaje que abre esta entrada, Alfred Russel Wallace moría en paz, y socialista.

viernes, 23 de agosto de 2013

La Reina del Plata

Para mi uruguaya envidia, y más allá de ya aburridas discusiones sobre su nacimiento, el hecho es que Gardel le cantó a Buenos Aires y no a Montevideo (o más que, en todo caso). Entre otros, pero primus inter pares, contribuyó a inmortalizar la frase "Buenos Aires, la Reina del Plata"  . Que puñalada trapera, Carlitos.

Sin embargo, mi honor oriental del Uruguay fue parcialmente salvado al poder desarrollar el proyecto "Erodona mactroides, la Reina del Plata...". Claro, Erodona mactroides no es una ciudad que le pueda hacer sombra a Buenos Aires, sino un simple molusco bivalvo, pero algo es algo.

Erodona mactroides es una auténtica rioplatense; de ancestros inmigrantes, vive en ambas orillas, se adapta a condiciones súbitamente cambiantes, es muy resistente a la contaminación, en algunos lados la han explotado hasta casi extinguirla, pero aquí está, como la cigarra. A decir verdad, también vive en el sur y sudeste de Brasil, restringida a lagunas, pero bueno ¿cuántos rioplatenses de dos patas viven también en estas zonas al fin al cabo?

Como fósil el género es conocido desde el Mioceno y E. mactroides desde el Cuaternario, teniendo como virtud, entre otras, el ser una especie claramente indicadora de ambientes estuarinos.

De humilde origen -fue descripta con localidad desconocida- y nombre humillante (Erodona provendría del griego "diente cariado"), a Reina del Plata... Hay esperanza para los fósiles sin glamour.







viernes, 12 de julio de 2013


Carátula Interior Frontal de Sui Generis - Pequeñas Anecdotas Sobre Las Instituciones

A partir de fósiles hallados en YouTube

Allá por los años 70, se escuchaba un tema de Sui Generis notablemente sincera: "¿Para quien canto yo entonces?" Charlie y Nito sabían su respuesta http://www.youtube.com/watch?v=_wjq2WzlsM8.

¿Y para quien escribe un científico? En primer lugar, escribe para sus pares, publicar es parte de la investigación científica y la verdadera prueba de fuego de lo que uno hace. Para ello usamos un lenguaje que puede ser árido, aburrido, o con suerte no tanto; pero de lo que no debe abdicar es de la claridad y el rigor.

También el científico puede escribir para divulgar sus investigaciones, con diferentes niveles de profundidad o generalización según el público al que quiere llegar. En este caso también debe ser claro y riguroso, pero normalmente se permiten ciertas licencias y simplificaciones, así como se es más libre para usar recursos que buscan por sobre todo llamar la atención o lucir habilidades literarias.

Lo habitual es que el público general conozca entonces al científico como divulgador, incluyendo además de la escritura, apariciones en la prensa de todo tipo, o en internet. Esto lleva a que haya investigadores más populares que otros, o más graciosos que otros, o más manipuladores que otros. Algunos llegan a ser verdaderos fenómenos mediáticos, legítimos o no tanto (mejor me libro de se acusado de difamador no llenando este paréntesis con nombres).

Es bueno entonces que quienes producen conocimiento lleven sus resultados a un público más amplio, y que intenten ayudar a la cultura general de la gente. Pero no es su tarea primaria, para ellos hay otros profesionales, los periodistas científicos, que se especializan en hacer esa transmisión de la mejor manera. El mejor programa de divulgación científica que vi no fue el famoso Cosmos de Carl Sagan (https://www.youtube.com/watch?v=WqpKidIIUj4, estrenado en 1980), sino uno bastante más desconocido (Connections, https://www.youtube.com/user/JamesBurkeWeb), llevado adelante por el periodista (y algo más) James Burke (de fines de los 70).



Este tema no me preocuparía demasiado si cierta vez no hubiera escuchado a un estudiante hablando con gran respeto de un científico porque su trabajo había  sido comentado en una cadena periodística internacional, lo me llevó a responderle en términos similares a los que expresaré inmediatamente, y que repito entonces, dado que he percibido que es una idea bastante habitual aún entre los estudiantes de ciencias.

¿Qué o quién valida el conocimiento producido por un investigador? Como decía más arriba, sin entrar a cuestiones epistemológicas más profundas, la validación viene de exponer nuestras ideas a la crítica abierta de los colegas, y por el momento eso se hace publicando en revistas científicas, en papel o digitalmente.
Si este paso falla, es decir, si somos malos investigadores, no importa lo populares que lleguemos a ser, o que la prensa -generalmente muy floja por estos lares- piense o divulgue por conveniencia que el mundo mira extasiado para estas latitudes. Lo primero es lo primero y hacer buena investigación es nuestra tarea central. Divulgar es deseable, divulgar bien es más deseable, pero no debemos entrar en carreras a ver quien  sale más en los mass media. Claro que se puede ser un científico mediático o simpático, pero ser mediático o simpático no es sinónimo de hacer buena ciencia. No nos llamemos a engaño.

Ya lo decían Miguel y el Comité (adivinen, en los años 70) http://www.youtube.com/watch?v=QSo4E6gXebo.